En atención a publicaciones en redes sociales sobre el tema Campos de Arroyo Las Minas, expresamos lo siguiente:
Esta conducción de Coopetel ha generado y posibilitado instancias de diálogo que entendemos necesarias para resolver esta problemática en un marco de respeto y consideración a todas las posturas, por lo que hemos mantenido y mantendremos reuniones y espacios de acuerdos en tanto se acepte esta vía.
Hemos recibido a Soledad Cayunao, su compañero Jardiel Perret y a quienes la acompañaban tantas veces como lo solicitaron; convocamos a una mesa de diálogo a la que no se presentaron.
La orden de desalojo no es consecuencia de esta instancia de mediación, ya que de no tener resultado este proceso, se iniciaría un juicio a sentencia del cual recién podría ejecutarse un desalojo. No es intención de Coopetel llegar a esa instancia, por lo que seguiremos bregando por un diálogo constructivo y eficaz.
Hacemos nuestras algunas de las reivindicaciones que se plantean.
Somos conscientes de la importancia que tiene el territorio y del impacto que ha tenido una plantación de especies exóticas hecha por nuestra Cooperativa, en el marco de una proyección de la actividad forestal propia de otro tiempo y conceptualización ambiental.
No es intención de esta empresa social ser un actor en la destrucción territorial, como se nos acusa. Por lo contrario estamos incursionando en proyectos de aprovechamiento de biomasa que pondrán a la Cooperativa en un esquema de conversión energética, que esperamos sean de pronta concreción.
Es nuestra decisión incluir en los ámbitos de diálogo a la Comunidad Kom Kiñe Mu y al C.A.I. como reclamantes originales de territorio, promotores de una demanda en el fuero administrativo que ha derivado en una medida de no Innovar firmada por el Juez actuante. Los reclamos hechos por la Comunidad y el C.A.I. son sobre la integralidad del territorio, incluyendo los campos en cuestión entre otros, y demandan a la Provincia de Río Negro por no ser respetuosa de convenios preexistentes y de rango constitucional.
Negamos rotundamente ser promotores de mecanismos violentos para resolver esta situación. Entendemos y respetamos los reclamos de los pueblos originarios, pero apelamos al diálogo y a la acción sincera, con coherencia entre el decir y el hacer.
Rechazamos los términos en los que Soledad Cayunao, Jardiel Perret y quienes difunden estos dichos, se refieren a nuestra empresa social. No corresponde que construyan de nosotros un «enemigo» en el marco de una vocación de diálogo, tampoco aporta a la causa de reivindicación de los pueblos originarios.